



En la mayoría de los casos, cuando llevamos bastante tiempo corriendo nos falta motivación para seguir adelante, sobre todo cuando entramos en esa etapa en la que ya no se consiguen mejoras sino más bien todo lo contrario. Ahí, la cabeza juega un papel fundamental. Esos pequeños gadget que compramos nos ayudan a retomar la motivación. El nuevo GPS con competidor virtual incorporado que nos lleva con la lengua fuera, el último modelo de gafas de sol fotocromáticas, o, como no, ese nuevo modelo de zapatillas que llevan un par de amortiguadores en la parte trasera y hacen el efecto de que vayamos poco menos que flotando. O quizás ese nuevo reproductor MP3 que además de deleitarnos con nuestra música favorita nos va cantando el ritmo de vez en cuando indicándonos si debemos subir o bajar de intensidad en base al entrenamiento programado y lo que nuestro pulsómetro marca en ese momento.


O quizás sí, quizás ese ligero dolor que por momentos se torna insoportable y amenaza con hacernos parar. ¿Acaso no he calentado bien? ¿Será que las zapatillas están gastadas? ¿Será que tienen demasiados kilómetros? ¿Será que no son adecuadas para mi?
Preguntas incómodas con respuestas inciertas, así que cuando consigues terminar la sesión, sudoroso y cansado pero con la satisfacción del deber cumplido, lo primero es una rápida revisión visual a la suela y sus “deformaciones”. El dibujo apenas se ve, y la parte exterior del talón parece estar algo hundida. Problemas de neumáticos, que diría Fernando Alonso…
Mañana será otro día, y no, no tendrás zapatillas nuevas, pero podrías haberlas comprado nada más terminar el entreno en zapatillas-running.com.